Pedro
Dionisio Ezcurra Pardo: un matancero que hizo patria
Prof. Sergio Daniel Laurenza
La historia no es una ciencia
exacta, los hechos y los documentos históricos están sujetos a permanentes
cuestionamientos y críticas y estos, a su vez, siempre se encuentran
presionados por el momento histórico, las circunstancias y los interlocutores.
A pesar de todo ello es posible certificar momentos que, vistos a la distancia,
cobran una dimensión superior a otros, instantes que tendrán un impacto trascendente
en el presente de las siguientes generaciones. Rescatar esos momentos es una
tarea necesaria.
Cuando Pedro Dionisio Ezcurra Pardo acepta ser en 1904, jefe
del Departamento de Ganadería del Ministerio de Agricultura, y tres años más
tarde es nombrado por el presidente José Figueroa Alcorta como titular del
Ministerio, seguramente no esperaba ser partícipe de un acontecimiento
histórico de la magnitud que le tocó vivir.
Hijo de Pedro Tomás de Ezcurra Fuentes, nace en La Matanza
el 9 de octubre de 1859, como consta en acta bautismal de la Iglesia de La
Merced de Buenos Aires del 12 de noviembre de 1859. El censo de 1869 lo
encuentra con 10 años, viviendo en la estancia El Pino la misma que en el
pasado perteneciera a Juan Manuel de Rosas y que su padre heredara de su abuelo
José María Ezcurra, hermano de Encarnación esposa del Restaurador.
Pedro en 1886 se recibe de ingeniero, inquieto y aventurero,
en 1890 lo encontramos con el ingeniero Octavio Pico trabajando en la
demarcación de fronteras con Chile, en 1893 realiza el primer plano completo
del territorio Nacional de Chubut y tiempo después está en Misiones,
defendiendo el territorio nacional en el laudo arbitral por el conflicto con
Brasil.
Entre todo esto, tiene tiempo y se casa con Marta Real de Azúa
Muñoz en 1894. En 1896 nace su primer hijo, llegarán con los años 11 niños más.
Sucedió entonces que el 13 de diciembre de 1907 Pedro recibe
un telegrama. Juan Fuch y Enrique Hermitte, que trabajaban en una exploración
que aparentemente buscaba agua en Comodoro Rivadavia, comunican que habían
hallado petróleo con un nivel de reservas nunca visto en el país. La situación
requería una respuesta urgente, la importancia del hecho y los intereses
creados a su alrededor imponían una decisión por parte del Estado.
Enrique Hermitte
Los gobiernos de la época respondían al modelo liberal
iniciado en el siglo XIX, que considera que el Estado no debe intervenir en la
economía y que la actividad privada debe ser liberada. En nuestro país eso
significó que la gran industria quedara en manos del capital extranjero, en
especial el Inglés, el cual estaba sumamente interesado en mantenernos como
importadores de combustibles, es de suponer, que una noticia como esta
resultaba muy preocupante. Casi inmediatamente se ponen en movimiento los lobby
y las presiones sobre el gobierno, nos encontramos ante un momento de
definiciones.
Pedro Ezcurra, se reúne con el presidente Alcorta, lo
informa de la situación y las crónicas de la época sostienen que lo aconseja
incluso en contra de la opinión de otros ministros.
El 14 de diciembre de 1907 se promulga un decreto
presidencial que dice:
“Artículo 1º – Queda prohibida la denuncia de
pertenencias mineras y concesiones de permisos de cateos en el puerto de
Comodoro Rivadavia, territorio del Chubut, en un radio de 5 leguas
kilométricas, a todo rumbo, contándose desde el centro de la población.
Artículo 2º – Comuníquese, publíquese y dese al
registro nacional”
Figueroa Alcorta - Pedro Ezcurra
Este hecho es trascendente en el debate sobre la propiedad
de los recursos de la tierra en la Argentina. La expropiación por parte del
Estado de 200 mil hectáreas va a dar inicio a nuestra larga tradición
proteccionista en materia de energía.
En los años posteriores la tremenda presión externa y sus
representantes internos, siempre dispuestos a ceder soberanía en nombre de la
empresa y la ganancia, obtendrán leyes que cuestionarán esta iniciativa. En
1910 el congreso vota una ley que reduce el espacio a solo cinco mil hectáreas
y decenas de oportunistas se apuran a presentar permisos de explotación que
nunca se llevarán adelante y que tienen el único objetivo que el país no pueda
generar la extracción, obligado entonces, a comprarlo en el exterior. Para la misma
fecha Pedro Ezcurra ya no será ministro.
En un momento concreto de nuestra historia, cuando fue
necesario tomar una decisión y los tiempos se volvieron urgencia, Pedro
Dionisio Ezcurra Pardo supo que su función era defender la soberanía nacional
por sobre los intereses privados.
No fue ajeno a su tiempo, era hijo de estancieros y un
liberal convencido, pero probablemente, los años que había pasado recorriendo
las fronteras del país y viendo sus riquezas le dieron una perspectiva distinta
de las necesidades y las tareas.
A nosotros hoy nos interesa decir que Pedro Ezcurra nació en
Virrey del Pino, La Matanza, provincia de Buenos Aires, Argentina.
Excelente trabajo en sintonia con la época actual
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