Prof. Carlos J. Alegre
El intendente, ungido por el voto popular, por entonces era
Francisco Larraza. Un hombre de vasta experiencia política, que ya había
ocupado ese cargo en Trenque Lauquen, en 1952, y que veintiún años después
comenzaba a ejercerlo en este distrito, junto a su entonces secretario privado,
Federico Pedro Russo, quien retomará las riendas democrática del Partido
transcurrido este período, que por entonces iniciaba con la inmediata
destitución de Larraza del ejecutivo.
A partir de entonces, la intendencia democrática quedó
usurpada por los militares de facto, que llevaron adelante el “Terrorismo de
Estado”. Los registros universitarios de La Matanza, señalan que a principios
del golpe, asumió como interino, el teniente coronel Carlos Tomás Herrero y el
comodoro Oscar María Bárcena. En 1978, el coronel José Olego. Al año siguiente,
el coronel Félix Camblor, hasta 1981 cuando se hace cargo del partido el
coronel Alberto Calloni.
Es de absoluta ingenuidad no suponer que estos coroneles
genocidas ignoraban los crímenes horrendos que se cometían en el territorio por
aquellos años, violando todo tipo de derechos humanos, como el robo de bebés,
la desapariciones forzadas, registradas en la CONAPEP de militantes populares,
escritores, sindicalistas, como Manuel Elías González, (Isidro Casanova)
Armando A. Zacari (Villa Constructora), así también los desaparecidos Delfor
Santos Soto y Titi Vidal, y tantos otros llevados a los
centros clandestinos de detención. Entre los secuestrados y torturados, se
encontraba también Federico Pedro Russo, quien -según los registros locales-, fue
alojado en la comisaría de Gregorio de Laferrere, y “descartado” tiempo más
tarde en las inmediaciones del km 35 de la Ruta Nacional N°3.
Uno de los intendentes de facto al cual la prensa acrítica
local se encargaba de “magnificar” por su gestión a través de propagandas sobre
las obras públicas, fue sin dudas el coronel Félix Camblor, un represor que
desde 1975 se desempeñaba como jefe del comando 101 de artillería en Junín, un
personaje vinculado a la desaparición sistemática de personas, como el caso del
sacerdote marianista Julio Santamaría de dicha localidad.
Pero… ¿Por qué esta información no llegaba a la opinión
pública? La respuesta se puede hallar en la historia del
periodismo en La Matanza, y fuentes académicas que demuestran el blindaje
mediático ejercido por los periódicos zonales de la época, como “Enfoques”;
“La Matanza, Hoy”; “Clarinada” y “el Centinela”, que
no se ocupaban de evidenciar la violencia institucional del Estado, sino que
mostraban a través de sus páginas un distrito “ordenado” y en pleno
“crecimiento”.
Sus editoriales hablaban de la política de infraestructura
económica, que se reflejaba en las obras públicas por los localidades y barrios
matanceros, como San justo, donde la figura de Camblor, registrada en las actas
notariales, quedó instalada en la “memoria de los vecinos”, con la remodelación
de la plaza San Martín, frente al edificio municipal, o a la inauguración de
clubes, como el “Club Portugués”, o “Petete” en Isidro Casanova, así también a
la pavimentación de calles en Rafael Castillo, y al alumbrado público en la
ciudad cabecera y Ramos Mejía, entre otros actos cívicos.
El Coronel Félix Camblor en una reunión vecinal en Isidro Casanova
En 1983 Raúl Alfonsín será el nuevo presidente argentino,
mientras que la ciudadanía matancera elegirá como Intendente municipal a
Federico Pedro Russo, denominado por sus correligionarios como el gran
Caudillo Peronista, de perfil conciliador, humanista y cristiano, el cual
implementará en el distrito políticas inclusivas, y de promoción social
por lo cual será reelecto en 1987 y ejercerá sus funciones hasta el año 1991.
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