Por Mg. María Inés Jorquera[1]
24 de marzo de 1976: Día por la Memoria, la
Verdad y
la Justicia.
Historia, memoria, actores y territorio: La Matanza
como caso de estudio
Desde
hace 46 años, cada 24 de marzo, a los matanceros nos convoca la conciencia
histórica y nos moviliza el reclamo de Memoria, Verdad y Justicia. Es que
nuestro territorio fue uno de los más grandes y violentos escenarios donde la
última dictadura cívico militar argentina desplegó su terror de forma sistemática,
en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional delineada desde Estados Unidos
–DSN- y de la Doctrina de Guerra Revolucionaria Francesa -DGR. Tan relevante
fue nuestro territorio matancero para el plan sistemático de terror, que alojó un
total de 13 Centros Clandestinos de Detención –CCD- donde se produjeron el
secuestro, la tortura, la muerte y la desaparición de miles de personas,
algunos de ellos vecinos matanceros y otras personas sustraídas desde otros territorios
de nuestro país.
Con
el objetivo de eliminar al enemigo interno –donde toda la sociedad argentina
pasa a ser “sospechosa”-, se despliega un estricto control sobre la población
con el fin de identificar y reprimir a toda aquella persona considerada como
“subversiva”. Para tal repulsivo fin, el territorio nacional fue zonificado y
sectorizado en 5 zonas, las cuales, a su vez, fueron subdivididas en Subzonas
y, éstas, en Áreas. Dada su magnitud territorial, su densidad poblacional y,
principalmente, su organización popular, política, gremial y social, la
Provincia de Buenos Aires quedó atrapada en 3 zonas: la Zona 1, la Zona 4 y la
Zona 5. En esa organización para el disciplinamiento y el terror, La Matanza
quedó bajo el control de la Zona 1 –que abarcaba C.A.B.A., La Pampa y la mayor
parte de la Provincia de Buenos Aires, Subzona 11 y Área 114 –junto con los
partidos de Marcos Paz, Las Heras, Navarro y Lobos. Como resultado del terror
arremetido en nuestro territorio, actualmente, según los registros de la
Secretaría de Derechos Humanos del Municipio de La Matanza, los desaparecidos
matanceros arrojan un número total de 335 vecinos.
Las
fuentes y la evidencia de dicha sectorización para el terror, permitió, en
democracia, junto a los testimonios de sobrevivientes y familiares, la
investigación en torno al plan sistemático de secuestro, tortura, muerte y
desapariciones en pos de la realización de los Juicios por delitos de Lesa
Humanidad, donde, los matanceros hemos cumplido un rol ejemplar a través de la
organización política y social reclamando Memoria, Verdad y Justicia,
desentrañando, ejemplarmente, el accionar del Circuito Camps –conjunto de CCDs
dependientes de la policía de la Provincia de Buenos Aires, entre otras causas
y, construyendo a través de la lucha colectiva, la conciencia histórica
matancera –esto es, el
posicionamiento de los individuos frente al pasado, el presente y el futuro
como parte de una temporalidad histórica compleja (Coudannes
Aguirre, 2014). En ese sentido, los matanceros vivenciamos
aquello a lo que Josep Fontana considera como la función social de la historia, esto es, la
comprensión crítica de la realidad presente promoviendo como objetivo la
construcción de un proyecto social, motivo por el cual la tarea inmediata parece que sea más bien la de sacar la historia de
los esquemas en que ha quedado apresada, y utilizarla para aprender cómo se han
formado los mecanismos de explotación y cómo se han organizado los hombres para
combatirlos (Fontana, 1982; 262).
La construcción de la memoria social matancera
producida a través de los organismos de Derechos Humanos locales -tales como la
Asamblea por los Derechos Humanos de La Matanza, H.I.J.O.S. Matanza, la
Secretaria de Derechos Humanos del Municipio y los Ex Combatientes de Malvinas
entre otros-, ha sido acompañada por un conjunto de instituciones educativas y
culturales –y un sinfín de ciudadanos matanceros de manera colectiva e individual.
Por tanto, la Historia Reciente matancera, no ha sido solo creada desde un
campo profesional determinado –como pueden ser el de la Historia o el del
Derecho- sino, justamente, por la misma sociedad civil que, desde la esfera pública,
abogan por el fin de los genocidios, los autoritarismos y las dictaduras
mediante la construcción de la memoria social con el fin de fortalecer las
democracias y la ciudadanía plena. Gracias a dicha labor, la Historia Local en
torno a la Historia y la Memoria ha ido creciendo, posibilitando, a través de
obras escritas y audiovisuales, políticas públicas, recursos y acciones diversas,
la construcción de un campo de saber territorial y con identidad matancera.
Desde
el campo educativo, el trabajo sobre la Historia Reciente resulta crucial como
estrategia para fortalecer en nuestros niños, niñas y jóvenes la conciencia
democrática. De este modo, la memoria,
entendida como las representaciones colectivas del pasado tal como se forjan en
el presente, estructura las identidades sociales, inscribiéndolas en una
continuidad histórica y otorgándoles un sentido, es decir, una significación y
una dirección (Traverso, 2007; 67). Y es a través de la Historia Local que
hallamos la posibilidad de profundizar el trabajo por la Memoria, la Verdad y
la Justicia ¿Por qué? Porque La Matanza se erige como un verdadero estudio de
caso histórico, que permite un abordaje educativo multicausal,
multidimensional, y problematizador a través de diversos estrategias, actores y
fuentes, entre las cuales se destacan las provenientes desde la Historia Oral
producidas en nuestro mismo territorio. Por tanto ¿Con qué enfoques, abordajes,
estrategias y recursos contamos los ciudadanos matanceros para fortalecer en
las nuevas generaciones la memoria social?
Desde
una perspectiva comprometida con la realidad y con nuestra historia reciente,
desde estas páginas se propone y como debate en el Instituto del Patrimonio
Histórico Cultural de La Matanza:
#El
abordaje desde el enfoque de la Historia Local, como estrategia para
profundizar la historia reciente de escala nacional y de escala continental y, sobre
todo, para comparar dichos procesos de amplio espectro espacial con las
singularidades de los procesos locales.
#El
trabajo multicausal y multidimensional sobre la Historia Reciente Local, donde
se destacan los avances en torno a la complicidad empresarial, la
desindustrialización del Partido, el empobrecimiento y la falta de acceso a
recursos básicos de la población local, los negociados y crímenes de los
intendentes, secretarios y concejales de facto, junto a las persecuciones y
prohibiciones al desarrollo de la cultura local y sus representantes, entre
otros problemas.
#El
estudio de las diversas organizaciones políticas y sociales matanceras que
sufrieron el terror y engrosaron, a través de sus militantes el número de
secuestrados, muertos y desaparecidos matanceros.
#El
contacto continuo con las organizaciones de Derechos Humanos locales a través
de conversatorios, la participación en sus investigaciones y campañas y el
fomento de la incorporación de las
juventudes en la militancia por sus derechos.
#La
construcción y/o el acceso a las diversas fuentes de Historia Oral, sus
entrevistas y testimonios que expresan la voz de los protagonistas de la
Historia Reciente en medios de comunicación locales, institutos de Historia y
organizaciones barriales.
#Las
visitas, el relevamiento –vía geolocalización- y la creación local de espacios
de memoria, donde resulta primordial el trabajo de reconocimiento sobre los 13
centros clandestinos de detención.
#La
creación y puesta en escena de expresiones artísticas locales
#El
acceso a las producciones literarias locales en torno a la Historia Reciente
producidas por los propios ciudadanos matanceros, familiares y organismos de
DDHH junto al contacto con periodistas e historiadores locales que promueven la
ampliación del campo de la Historia Local.
#El
abordaje de biografías de desaparecidos y de representantes pioneros de los
Derechos Humanos locales, entre las cuales se destaca hoy “El caso Soto, Biografía de un desaparecido en La Matanza”
(Enrique, Alejandro, 2021; CHE Ediciones) donde podemos reconocer las
singularidades de la Historia Local en clave biográfica y advertir la escritura
de una historia reciente con enfoque humano dado el carácter sensible que se
explicita sobre la figura de Delfor Santos Soto como padre, hijo, esposo,
trabajador y militante.
#Indagación
de archivos de Historia locales y de archivos municipales que fomentan el
acceso a fuentes de información visuales, audiovisuales, escritas y sonoras.
#La
investigación y búsqueda de información fehaciente a través de organismos de
gobiernos como la Secretaria de Derechos Humanos de La Matanza –que produce y
provee datos relevantes sobre la Historia Reciente Local- y la Secretaría de
Derechos de la Provincia de Buenos Aires –a través del Ministerio de Justicia y
la Comisión provincial por la Memoria.
#La
indagación de los aportes de la Comisión Provincial por la Memoria que publica
trabajos de investigación de carácter local y posibilita la participación en
los juicios de Lesa Humanidad.
En
consecuencia, son muchos y bien diferenciados los enfoques, abordajes,
estrategias y fuentes para la construcción continua de la memoria social
matancera desde el ámbito de la educación y desde la cultura. Solo necesitamos
llevarlas a cabo con nuestros niños, niñas y jóvenes para que la memoria socio
histórica matancera sea memoria viva y sostenga a viva voz el grito
transgeneracional de NUNCA MÁS.
Excelente trabajo María Inés!
ResponderEliminarMuy bueno el trabajo, y novedoso sobre el tema derechos humanos en La Matanza
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